Calidad y Prácticas Seguras en el área de Enfermería Neonatológica – Pediátrica
Introducción
La atención a la salud infantil ha experimentado una mejora evidente en las últimas décadas como consecuencia, entre otros factores, de los avances tecnológicos, de la eficacia de los tratamientos y calidad de los cuidados, de las actividades vinculadas con la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, así como por la mejora de la situación socioeconómica en los países desarrollados. Todas estas circunstancias han influido en la reducción progresiva de...
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Introducción
La atención a la salud infantil ha experimentado una mejora evidente en las últimas décadas como consecuencia, entre otros factores, de los avances tecnológicos, de la eficacia de los tratamientos y calidad de los cuidados, de las actividades vinculadas con la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, así como por la mejora de la situación socioeconómica en los países desarrollados. Todas estas circunstancias han influido en la reducción progresiva de la mortalidad infantil y perinatal provocando, un cambio acelerado en los patrones de morbilidad y en los motivos de consulta.
La sociedad actual plantea nuevos retos derivados del gran incremento producido en los embarazos de adolescentes, en las enfermedades de transmisión sexual, en las interrupciones voluntarias del embarazo y en el consumo de drogas como consecuencia de la baja percepción de riesgo que tienen los adolescentes. Por otra parte, en la sociedad actual también se plantean de forma más precoz otros problemas que ocasionan graves riesgos para la salud, como son los trastornos en la alimentación (anorexia, bulimia, obesidad o las dietas no saludables) o los problemas de salud mental, que afectan en torno a un 20% a los menores, y la aparición de enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes a nivel mundial.
Asimismo, un fenómeno de gran relevancia a tener en cuenta en el ámbito de la asistencia pediátrica, es el de la inmigración hacia las ciudades o países desarrollados, originando la creación de comunidades de inmigrantes con condiciones de higiene y de vida inadecuadas, que generan situaciones epidemiológicas nuevas; nativos receptivos que no cuentan con una inmunidad comunitaria para estos nuevos agentes se hacen vulnerables a enfermedades infecto-contagiosas; el incremento de la drogorresistencia, que se asocia con automedicación, uso de dosis insuficientes, ciclos incompletos de tratamiento, inadecuado uso de antibióticos en los hospitales, escasa documentación sobre ensayos clínicos y la no existencia de vigilancia y notificación de patrones de resistencia antimicrobiana.
A ello se agrega, la existencia de débiles sistemas de salud pública en regiones en proceso de desarrollo que aún pasan por crisis económicas, y hacen que enfermedades que se encontraban bajo control o que deben estar controladas florezcan nuevamente.
La enfermería pediátrica actual, debe dar una respuesta adecuada a la necesidad de personalizar los cuidados y su coordinación entre los distintos niveles asistenciales. Es fundamental una buena preparación de las futuras enfermeras pediátricas y neonatólogas, a fin de que sean capaces de dar una mejor atención al usuario, más accesible, más humana, más integral y más eficiente.
Por tanto los programas de especialización tienen que contar con instrumentos dinámicos que deberá ser revisado periódicamente para garantizar la calidad de la formación y adaptarse a las necesidades cambiantes del desarrollo científico y de nuestra sociedad, en la que los profesionales de enfermería adquieran competencias en las cinco áreas básicas:1) Competencias en intervención avanzada en el ámbito pediátrico. 2) Competencias en comunicación. 3) Competencias en investigación. 4) Competencias en gestión clínica. 5) Competencias docentes.
Nuevos retos de la enfermería pediátrica y neonatal
1. Nuevos retos frente a las competencias en intervención avanzada en el ámbito pediátrico.
1.1.- Humanizar el cuidado frente al avance de la ciencia y la tecnología.
- Para ello uno de los retos es capacitarse constantemente, no solo en las competencias que la especialidad lo exige, si no también en cuidado humanizado, antropología del cuidado, cuidado bioético al inicio y final de la vida y en temáticas de crecimiento personal y espiritual, que hacen del profesional de enfermería, una persona mas sensible y humana.
- Recuperar cuidados tradicionales, no dejar todo en manos de los equipos tecnológicos.
- Brindar cuidados seguros, libre de riesgos. Hacer uso correcto de las medidas de bioseguridad.
- Trabajar con actitud de compromiso y responsabilidad.
El cuidado enfermero en el ámbito pediátrico y neonatal debe caracterizarse por ser sensible, seguro, oportuno, continuo, integral e individualizado; además de centrarse en el respeto de la vida humana y la dignidad de la persona, de buscar el mayor beneficio para la persona cuidada, de ser solidario con la familia y el equipo de salud que cuida al niño y adolescente, de fomentar el vinculo afectivo, de procurar la participación activa de los padres y la familia en el cuidado cotidiano, preparándolos para el cuidado continuado en el hogar; todo ello dentro del marco de recuperación de cuidados tradicionales.
Este enfoque humanístico de la especialidad, posibilita recuperar los cuidados tradicionales, fomentando el vínculo afectivo, la utilización del masaje y el tacto, la lactancia materna, la incorporación de los padres en el cuidado y tratamiento del recién nacido, niño y adolescente, teniendo presentes los factores culturales, la escolarización del niño hospitalizado y haciendo especial énfasis en la educación para la salud a los padres, una labor bastante descuidada por diferentes factores, como: la sobrecarga de pacientes en los servicios de pediatría y neonatología, la complejidad de las patologías que requieren priorización del cuidado asistencial y administrativo, la cultura de puertas cerradas de la mayoría de hospitales que persisten en trabajar con horarios rígidos de visitas, la falta de habilidades del personal de salud para realizar actividades de promoción y prevención, entre otros.
1.2.- Brindar un cuidado ético.
- El cuidado ético esta relacionados con nuestras obligaciones morales hacia los demás, en la que debemos hacer uso no solo de la razón si no también de la fe.
- La ética del cuidado tiene que ver con situaciones reales, tan reales como las necesidades ajenas, el deseo de evitar el daño, la circunstancia de ser responsable de otro, tener que proteger, atender a alguien.
- La moralidad como compromiso deriva precisamente de la certeza de que el bienestar, e incluso la supervivencia, requieren algo más que autonomía y justicia: el reconocimiento y cumplimiento de derechos y deberes.
1.3.- Brindar un cuidado espiritual acorde a las creencias religiosas.
- El ser humano necesita ser cuidado en todas sus dimensiones.
- La dimensión espiritual, representa la más noble y trascendente de la persona. Además la necesidad espiritual se hace más evidente con frecuencia durante una crisis o enfermedad.
- El profesional de enfermería debe atender las necesidades espirituales de los pacientes pediátricos, conjuntamente con sus necesidades físicas, emocionales y sociales
2. Fortalecer competencias en comunicación.
El especialista en enfermería pediátrica y neonatología, debe se capaz de establecer una interacción profesional con el recién nacido, niño, adolescente y familia, demostrando habilidades, conocimientos y actitudes para la relación terapéutica, teniendo en cuenta la diversidad cultural, con la finalidad de identificar áreas de cuidados, contribuir a la adquisición de habilidades de autocuidado, favorecer el bienestar y acompañar en los procesos que conlleven una pérdida o un cambio de vida.
Además de mantener una comunicación eficaz con el equipo, con otros profesionales, instituciones, grupos sociales, así como con los diferentes niveles de atención de los servicios de salud, utilizando los recursos disponibles, que facilite el intercambio de información y contribuya a una mejora en los cuidados prestados en un clima de colaboración multiprofesional.
Es importante que el personal de enfermería cuente con el desarrollo de las habilidades de la comunicación no verbal, además de combinar el arte, conocimiento de la tecnología, tratamiento y procedimientos que se realizan al neonato con el enfoque de la individualización y flexibilidad de estos cuidados; ir más allá del cumplimiento de tareas rutinarias, de intuición para tomar decisiones; elaborar estrategias de seguridad y prevención en pro del confort y bienestar. El acto de comunicación con el neonato es un reto para el personal de enfermería que labora en los servicios de la UCIN; mismo que implica el ver, tocar, oír y sentir, así como un personal cualificado con elementos de amor y empatía; para poder detectar las necesidades físicas, biológicas, afectivas y espirituales, ya que el neonato manifiesta sus sentimientos y emociones con un lenguaje no verbal.
La comunicación en el entorno del cuidado es fundamental en la recuperación de la salud, toda vez que la persona cuidada atraviesa por una perdida de su autocontrol, perdida de la comunicación y de su intimidad y se enfrenta a situaciones de dolor y sufrimiento, de dependencia, que le provocan insomnio, sueño forzado; todo ello, dentro de un ambiente tecnificado, extraño y muchas veces agresivo hasta para sus sentidos.
3. Fortalecer competencias en investigación.
Basar su práctica clínica en la mejor evidencia disponible para contribuir a una mejora continua en la calidad de los cuidados prestados en el área de la especialidad.
Generar conocimiento científico en enfermería pediátrica e impulsar líneas de investigación y difundirlo para mejorar la práctica clínica e incrementar los conocimientos de la especialidad.
4. Fortalecer competencias en gestión clínica.
Procurar un cuidado eficiente y oportuno, libre de riesgos, para el ser cuidado, para la familia y el equipo de salud.
Liderar, coordinar y dirigir los procesos de gestión clínica para hacer mas eficiente y seguro la atención y adaptada a las necesidades de los recién nacidos, niños, adolescentes y familias.
Ejercer liderazgo en el equipo de salud y en otros grupos sociales y profesionales, llevando a cabo actividades de coordinación de grupos y el trabajo en equipo.
Gestionar, liderar y coordinar la actividad asistencial y los servicios de enfermería, garantizando la mejora continua de la calidad de los cuidados y finalmente gestionar los sistemas de información relativos a la práctica profesional garantizando el secreto profesional y la calidad de los registros. Todo ello dirigido a procurar un cuidado más eficiente, oportuno y seguro.
5. Fortalecer competencias docentes
Realizar educación para la salud al niño, adolescente, familia y comunidad, identificando las necesidades de aprendizaje, diseñando, planificando y llevando a cabo intervenciones para promover, fomentar y mantener estilos de vida saludables, prevenir riesgos y lograr el mayor nivel de autocuidado posible, en los diversos ámbitos de actuación en calidad de asesor-experto.
El mayor reto en las cinco áreas es la humanización.
La esencia de la humanización es cuidar con el corazón haciendo uso de la tecnología, con la certeza de que el paciente pediátrico necesita mas de una mano calida y amiga, de una mirada de ternura, que de un equipo de última generación monitorizándolo; es hacer menos duro y menos cruel el sufrimiento y el dolor para nuestros semejantes; es hacer con la otra persona lo que nos gustaría hicieran con nosotros o con nuestros hijos; es ponernos en el lugar de la otra persona, para intentar sentir lo que siente y desde allí poder ayudarlo; es no aislarlo de su medio familiar, social y cultural y para ello es necesario hacer uso de dos principios: 1). “El ojo del corazón” que hace referencia a que el corazón siempre dice algo acerca de la existencia de la persona como un todo, acerca de verse afectado o conmocionado por el sufrimiento del otro y la situación en el que el otro se encuentra. Ver y ser visto con el ojo del corazón es una forma de atención participativa y basada en una relación reciproca que unifica la percepción y el entendimiento, en el que el entender del ojo es conducido por los sentidos. 2). El ojo que registra, es el que objetiviza y da la perspectiva al observador. Tiene relación con encontrar conexiones, sistematizar, ordenar, clasificar y colocar en un sistema. El ojo que registra representa una alianza entre la ciencia natural moderna, la tecnología y la industrialización.
Para lograr un cuidado humanizado en los servicios de pediatría y neonatología, se requiere de la humanización de sistema hospitalario (planta física, personal, tecnología); humanización de la gestión y de las normas; humanización del equipo de salud (mejorar las relaciones interpersonales, trabajo en equipo, incorporar valores personales y corporativos) y humanización del equipo multidisciplinario; Además de las competencias profesionales y blandas del equipo de salud.
Las competencias o habilidades blandas tienen que ver con la puesta en práctica integrada de aptitudes, rasgos de personalidad, conocimientos y valores adquiridos, piezas claves para que los profesionales se relacionen adecuadamente con el resto de personas. Entre ellas tenemos: La ética, la responsabilidad, la empatía, la sociabilidad, facilidad de comunicación, escucha activa, trabajo en equipo, adaptación al cambio, creatividad, capacidad para resolver problemas, actitud positiva, espíritu de servicio, seguridad personal, tolerancia a la presión, asertividad, entre otras.
Referencias bibliográficas:
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2. Guía del Residente de especialidad de enfermería pediátrica. 2014. Hospital Universitario la Paz- Madrid.
3. Programa formativo de la especialidad de Enfermería Pediatrica. Institut Català de la Salut Hospital Universitario de Girona Doctor Joseph Trueta .
4. Alvarado A. La ética del cuidado. Aquichán [serial on the Internet]. 2004 Dec [cited 2016 Feb 03] ; 4( 1 ): 30-39. Available from: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-59972004000100005&lng=en.
6. Raile M, Marriner T. Modelos y teorías de enfermería. 7° Edición. Editorial Elsevier, Barcelona- España, 2011. p.174.
5. Muñoz L, Luna C. Modelo de Cuidado: Un acto de Comunicación Enfermera-Neonato. ENE. Revista de Enfermería. Dic 2012; 6 (3)
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